Me das risa, pobre gil ¿Dónde quedó el gran sabelotodo? Resultaste un papanata. Ya ni te reconozco. Indeciso como un mocoso que todavía no le soltó la pollera a la madre, ahora necesitás un empujoncito. Pero acá no hay tutía y te las tenés que arreglar solo. Los de la barra se borraron porque sintieron lástima, a tu edad…
Pero tenés que demostrar que todavía sos un hombre hecho y derecho, que no te van a temblar las piernas o se te quebrará la voz a la primera de cambio. Salí al frente con valentía, como supiste hacerlo más de una vez en otros tiempos…
Ma sí, termino de afeitarme y con la colonia ésta, seguro cae rendida a mis pies.
Raquel Mizrahi
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