sábado, 23 de octubre de 2010

La Casa Encantada


Una joven soñó que caminaba por un extraño sendero que ascendía por una colina boscosa cuya cima estaba coronada por una hermosa casita blanca, rodeada de un jardín. Incapaz de ocultar su placer, llamó a la puerta de la casa, que finalmenté fue abierta por un hombre muy, muy anciano, con una larga barba blanca. En el momento en que ella empezaba a hablarle, despertó.

Todos los detalles de ese sueño permanecieron tan grabados en su memoria, que por espacio de varios días no pudo pensar en otra cosa. Después volvió a tener el mismo sueño en tres noches sucesivas. Y siempre despertaba en el instante en que iba a empezar su converasción con el anciano.

Pocas semanas más tarde la joven se dirigía en un bus a Litchfield, donde se realizaba una fiesta de fin de semana a la que había sido invitada. De pronto tironeó la manga del conductor y le pidió que se detuviera. Allí, a la derecha del camino pavimentado, estaba el sendero de su sueño.

Bajó y echó andar por el sendero con el corazón latiéndole alocadamente. Ya no se sintió sorprendida cuando el caminito subió enroscándose hasta la cima de la boscosa colina y la dejó frente a la casa cuyos detalles recordaba ahora con tanta precisión.

Golpeo a la puerta y el mismo anciano del sueño respondió a su impaciente llamado.

-Dígame- dijo ella - ¿se vénde esta casa?
-Si- respondió el hombre, pero no le aconsejo que la compre.Esta casa, hija mía, está frecuentada por un fantasma.
-Un fantasma- repitió la muchacha- Santo Dios ¿Y quién es?
-Usted- dijo el anciano, y cerró suavemente la puerta.

ANÓNIMO

* Publicado en Antología del cuento extraño. Editorial Hachette, 1976. Selección y traducción de Rodolfo Walsh.

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