viernes, 11 de mayo de 2012

El conflicto

- Llamó por teléfono tu mamá.
-…
-¿Escuchaste?
-Sí, escuchée.
-Pero no preguntás nada.
-Bueno… ¿qué dijo?
-Quiso saber qué vamos a hacer.
-Ahá…
-¿Eso es todo lo que tenés para decir?
-No empecemos…hoy es viernes…empieza un fin de semana largo…
-¿Y vos pensás que los problemas se toman vacaciones? Claro, los archivamos en un cajón cerraditos con llave hasta el martes.
- Siempre la misma, ¿acaso no escuchás por radio a ese Domínguez?, ¿dónde quedaron las buenas ondas de las que tanto habla?
-No mezclés los tantos, porque uno recibe la energía positiva de aquellos que la tienen, pero tu mamá...
- Bueno, dejá a la vieja en paz y cambiemos de tema
-¡No quiero! Si toda la vida fuiste un dominado allá vos, yo ya estoy grandecita para que otro decida por mí.
-Hagamos una cosa, ahora cenamos, nos olvidamos del asunto, y mañana volvemos a hablar del tema.
-¡No, no y no! Tenemos que decidirlo ahora.
-Negrita…dame un respiro… no puedo pensar con el estómago vacío…
- Lo posponés con cualquier excusa. Aunque te comieras una vaca sería lo mismo, después le echarías la culpa al sueño y así eternamente.
-Bueno, te prometo que lo consulto con la almohada y mañana te contesto.
-Tiene que ser ahora, sos un hombre ¡Tomá el toro por las astas!
-Ya está, dejemos que el azar, el destino, o como quieras llamarlo, tenga la última palabra y asunto terminado.
- A ver…
-Tiramos una moneda y listo: ¿cara o seca?
-¿Eh? No sé, bueno... ¡Cara!
- Seca, pasamos  Navidad con la vieja.

Raquel Mizrahi

                                                                         
 


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