sábado, 28 de agosto de 2010

EL JUEGO

Ya ocupamos nuestros lugares. Pero no jugaremos. ¿O acaso sí? Porque también es un juego. Sin fichas, piezas, ni cartas. Sólo palabras.

De eso se trata, de jugar con palabras.

Damos vida a un personaje. Lo hacemos hablar. Siente y piensa a través de nosotros, le ponemos alas para volar. Respira. Se nos antoja un niño feliz. O un hombre fracasado, al que observamos mientras duerme tratando de adivinar sus sueños. Una sombra le atraviesa el rostro. Despertará con una sonrisa, la del optimista. También somos un perro vagando en una noche fría, sin rumbo fijo, un viejo lo encontrará y será su compañía. Llegarán pronto a la casa. Nos alegramos. Los espera el fuego encendido y un plato de comida. Al fin la vida pudo sonreírle a ellos también. Los dejamos durmiendo tranquilos. Salimos sigilosos…

Frente a nosotros la hoja que aguarda con ansiedad, pero debe tener paciencia porque las musas no siempre nos acompañan.

Necesitamos contar, sacarnos los demonios de adentro nos ayuda a vivir.

Hasta que experimentamos el placer del punto final, con satisfacción, después de un largo esfuerzo por encontrar la palabra justa. Como el pintor que hace volar al pájaro con el último trazo de su pincel.

Sentados en la mesa ya ganamos la partida. Y triunfaron las palabras.

RAQUEL

1 comentario:

vasco dijo...

Muy lindo Raquel