viernes, 27 de agosto de 2010

La marcha de los jueves

Como todos los jueves, cerca de la plaza, en un ambiente propicio para el recuerdo, se encontraban. La consigna era no faltar, había un ejemplo a seguir, un modelo inalterable, una necesidad de hacerlo.
Era duro estar ahí, las emociones afloraban en el respeto mudo, hubo lágrimas, y nunca un vaso con agua para superar el trance; solo el silencio que espera la reposición.
Algunos extrañaban un ser amado, otro hubiera querido suicidarse, otros enamorar,algún otro nada, acompañar, todos ,pero todos decir algo, gritar a un rincón cualquiera y que el eco disperse las imágenes que llevan consigo. Pero no se permite gritar.
Los ví criticar a los intocables, decirles en la cara que no les gustaba lo que hacían, olvidarlos, no comprar nada que hable de ellos, como si fuera un periódico cuyo editorial te enferma. Le hacían eso a tipos electos. Los escuché .
Son pocos, no van a cambiar nada esencial ,pero algo traman. Espero que no desaparezcan.
*Dedicado a mis compañeros del taller.

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